Situació: Mas Geli, Pals, Girona
Projecte: 2016-2019
Obra: 2019-2023
Superfície construïda: 866,12m2
Líder de projecte: Eva Millán
Col·laboradors: Nicolás Beltrán, Jorge Suárez, Cuca Vizmanos
Equip: Jordi Anguila (arquitecte tècnic), DSM arquitectura (estructura), Fagom (tècnics), Burgos Gasull SL (construcció), Fusteria Sais SL (fusteria)
Fotografia: Adrià Goula
Premis: Premi Ex Aequo Premis d’Arquitectura Comarques de Girona 2024
Sobre las ruinas del Mas Geli, una antigua masía ampurdanesa del cual solo se conservaban dos fachadas con contrafuertes y un par de espacios con bóvedas de piedra, se alza esta nueva casa, que reinterpreta valores de la arquitectura vernacular sin renunciar a la contemporaneidad de la propuesta.
El proyecto pretende ser coherente con el contexto, buscando la integración de la nueva masía en el excepcional paisaje del Bajo Ampurdán, un continuo de espacios agrícolas con la presencia distante (pero constante) de masías ancestrales perfectamente situadas en el paisaje.
La morfología de la masía original determina tanto la tipología estructural (muros y techos macizos), como la organización espacial (secuencia de salas estructurales) de la nueva casa, que adopta una retícula ortogonal de salas sucesivas configuradas por paredes de carga, muy gruesas de hormigón ciclópeo, y bóvedas estructurales, preexistentes de piedra o nuevas de hormigón.
La nueva cubierta, de teja, soportada por una estructura de madera vista en el interior, recupera la altura original de la edificación y las dos vertientes, continuas de norte a sur, que dibujan un volumen sencillo a dos aguas.
En el exterior, se consolidan y se rehabilitan las dos fachadas de piedra que han perdurado casi íntegras, al norte y al este, respetando sus valores (material, composición, etc.), y se añaden nuevas aperturas. Destaca el ventanal de la galería en la primera planta con vistas a las Islas Medas. Al sur y al oeste, la preexistencia es menor y el volumen se completa con nuevas paredes de hormigón ciclópeo repicado, que incluyen las piedras de la ruina de la masía original.
En el interior, la cocina es el espacio más emblemático y característico de la casa. Una gran sala (100m2) situada en el extremo suroeste, de doble altura, con vistas a poniente, hacia la viña, y abierta al jardín y a la balsa al sur. Un espacio polivalente capaz de albergar múltiples eventos en torno a la gastronomía (grandes comidas familiares y de amigos, catas privadas de vinos de la finca, etc.), o simplemente de acoger la actividad común del día a día familiar.
Adosado a la cocina, un gran porche en forma de L se incorpora a la casa. El porche hace explícito el arraigo de la vida de la masía al terreno cercano (pisar) y al territorio lejano (mirar). Hacia poniente, une la casa con las viñas, con Pals de telón de fondo. Al sur, controla el sol y extiende la cocina, y sus actividades, hacia el jardín soleado y la balsa.
Dos secuencias espaciales, que se cruzan en la cocina, sintetizan todos los valores del proyecto: la primera, de sur a norte, atraviesa: la balsa, el jardín soleado, el porche, la cocina, dos salas, la nueva abertura entre contrafuertes y, finalmente, tras árboles y viñas y humedales, el Montgrí. La segunda sucesión, de este a oeste, comienza dejando atrás las Medas -y el Mediterráneo- y enfrentando la fachada principal de la masía original, la antigua puerta de entrada, el recibidor, la cocina, el porche, enfrentado a la excepcional puesta de sol.
Los muros de hormigón, vertidos en capas de 25 cm y aligerados con arlita (que les confiere capacidad aislante) no solo aportan atributos estructurales y estéticos a la casa, sino que también aportan comportamiento térmico: inercia. Inercia que, junto con aberturas minimizadas y la predominancia de la masividad frente a los pocos huecos, configura una herramienta climática casi autosuficiente, heredera de la tradición de las masías ancestrales.
Este comportamiento pasivo se complementa con un sistema de suelo radiante (geotermia) y, en verano, con una aportación extra de aire (enfriado en su paso por la cámara del forjado sanitario) que se vierte en las estancias más calurosas bajo cubierta del primer piso.
© HARQUITECTES